¿Qué es la Alegoría de la Caverna y por qué es importante para este blog?
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| Alegoría de la caverna, de Platón, grabado de Jan Saenredam (1604). |
"Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si (...) uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz, y al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente?(...) ¿no se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo matarían, si pudieran tenerlo en sus manos y matarlo? (...) compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y qué es lo que deseas oír. (...)"
PLATÓN, República, Libro VII
Este relato es cautivador, desafiante, emocionante, y tan rico en significados y sentidos que un sólo post no bastaría para desagotar toda su riqueza. Platón fue un filósofo griego del siglo V aC. , quien, entre sus muchas ideas y producciones filosóficas nos dejó esta hermosa alegoría. No obstante, no voy a detenerme en sus características, para eso colgué el video, lo que sí quisiera recalcar es la importancia que tiene para este blog: por algo, su nombre es el que es. También, en mi defensa, quiero decir que no soy una filósofa o estudiosa del tema, simplemente es una alegoría que me cautiva y siento que enseña muchas cosas importantes.
Considero que muchas veces (y más desde espacios cristianos o más conservadores) tendemos a temer a opiniones, posturas y perspectivas que no entendamos, que no sepamos contestar, o que plantean cuestiones que nos parecen simples (y así respondemos de manera simplista), cuando son interrogantes que poseen una complejidad enorme, o una razón de ser que merece ser conocida y comprendida.
Nuestro universo es tan infinito como el conocimiento que podamos obtener de él, y por eso tratar de aprender un poco más siempre es una buena motivación para no dejar descansar nuestra cabeza. Por otro lado, y más importante, nuestro Dios es tan infinito que una actitud humilde, apacible y resignada a que no lo sabemos todo (ni hoy, ni mañana, o tal vez nunca) es una hermosa razón para mantenernos receptivos y modestos a un Dios que, como la vida, no siempre da todas las respuestas, pero constantemente invita a profundizar porque Él mismo es infinitamente profundo, y nosotros, los seres humanos, en nuestra propia existencia, a su imagen y semejanza, lo somos.
Conocer nuevas ópticas y maneras de encarar la fe, el mundo, la vida o las etapas pueden abrir nuestra mente a la complejidad imperante en todo lo que nos rodea, a esas realidades que no se muestran explícitamente, pero que están en lo más recóndito de las situaciones, y es mi anhelo ferviente que eso nos haga más humanos, más receptivos, menos impulsivos y orgullosos, y más dispuestos a escuchar y responder a las preguntas que este mundo se hace hacia Dios, la religión, la iglesia y nuestra fe de una forma mansa y humilde, respetando y manteniendo un vínculo en paz con aquel que pueda disentir.
Veo en Jesús alguien que sacó de una caverna mental y abrió los ojos a una Luz de amor, esperanza y verdad infinita a cada persona que tuvo un encuentro con él; pero también veo en Él a un Dios humano en todas sus implicancias (salvo en el pecado) que conocía las realidades subyacentes, profundas y muchas veces dolorosas de todos los humanos que lo rodearon, tal vez porque Él mismo lo fue y lo vio primeramente en sí mismo.
Por eso, esta alegoría es importante para este blog, y es una cautivante imagen de su propósito: ayudarte a dejar de ver sombras, salir de la caverna y, quién sabe, puedas mirar directamente al Sol...
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