Una improvisada, imperfecta y discutible "Mayéutica de Fe"

El debate de Sócrates y Apasia - Nicolas-André Monsiau (1800)


Las preguntas, la necesidad de explicación, de comprensión, de respuestas a nuestros interrogantes internos y externos son parte fundamental  para nuestra existencia y búsqueda de sentido. Sin embargo, en un ambiente de fe, a veces las preguntas son consideradas peligrosas, amenazantes, sinónimos de "incredulidad", donde cuestionar o exigir explicaciones consistentes se asimila a "pecado". Empero, entiendo el crecimiento en la relación con Dios tiene mucho que ver con esos interrogantes profundos y sinceros que podemos hacerle a Dios y a nuestra propia interioridad, también a los dogmas y prácticas comunes de nuestra comunidad, pues, por un lado, varias veces las respuestas son más complejas y profundas de lo que hubiéramos pensado, abriéndonos increíblemente el panorama, pero, por otro, con si no reciben una respuesta específica, aprendemos a ser finitos delante de Dios, y nos subyugamos a la humildad de la limitación de nuestra propia humanidad. Realizándolas de una manera sincera y con una búsqueda persistente, damos a entender que tomamos en serio a Dios y lo que él ("supuestamente") dice.

Me sorprende en los evangelios leer que Jesús hacía muchas preguntas y, con ellas, creaba un ambiente personal y comunitario de cuestionamiento profundo, develando simplismos, hipocresías y la esencia de la Ley. Particularmente en el evangelio de Juan (el más filosófico de los cuatro), Jesús está haciendo en cada capítulo preguntas que socavan puntos muy hondos que develan su interés por la profundidad de las cuestiones que atañan al ser humano, en especial, las motivaciones e intenciones del corazón.

"El Señor nuestro Dios tiene secretos que nadie conoce. No se nos pedirá cuenta de ellos. Sin embargo, (...) somos responsables (...) de todo lo que se nos ha revelado, a fin de que obedezcamos todas las condiciones de estas instrucciones". Deuteronomio 29:29

Este versículo me llama la atención, dado que enseña a mi humanidad su finitud al lado de la infinidad, soberanía y grandeza de Dios. Pero también soy fiel creyente de que
a Dios, a nuestra comunidad y a nuestra propia vida hay que hacerles preguntas, por más simples, "heréticas", inconsistentes o infantiles que parezcan, y hay que pelear la buena batalla de la fe a Dios toda una noche hasta que sea él quien decida dislocarnos y ponernos un límite.
Cuando hablamos de mayéutica, pensamos automáticamente en Sócrates, el gran filósofo cuya historia, legado, forma de enseñar y filosofar apasiona. Como ya he dicho, no soy una experta en el tema, sino una simple aficionada, por lo tanto, la propuesta de una "Mayéutica de Fe" es improvisada, imperfecta y discutible. Aun así, sus cuestiones que considero interesantes son:
  • que, por medio de preguntas, ayuda a descubrir conocimientos y conceptos que permiten ver la luz
  • a veces es doloroso por algunos interrogantes difíciles, pero esto lleva ala iluminación, donde la verdad parte del mismo individuo
  • muestra que lo que creía saber en realidad no se sabe, y que el conocimiento se basaba (muchas veces) en prejuicios o costumbres
  • es una acción pedagógica
  • Sócrates la entendió como "el arte de ayudar a parir conocimientos", provocando que el interlocutor medite y encuentre las respuestas él mismo
  • considera que existe un conocimiento en la conciencia por tradición y experiencia hereditaria; así, se invita a descubrir la verdad que se encuentra en el individuo latente e inconsciente
  • la ironía se dirige a aquellas personas que pretenden saber, pero que en realidad son ignorantes, mientras que la mayéutica se dirige al que se cree un ignorante sin serlo
  • consiste no en proporcionar conocimiento, sino en ayudar al alma interrogada a dar a luz los conocimientos de que están en ella
  • emplea el diálogo como instrumento dialéctico
En conclusión, la propuesta es hacer muchas preguntas (incluso las difíciles y "heréticas") y, mediante otros instrumentos y espacios colaborativos o reflexivos, generar nuevas respuestas, consideraciones, y, sobre todo, nuevas preguntas, para que podamos profundizar este camino de fe, perfeccionarnos en nuestra forma de llevarla a cabo en este mundo (igualmente lleno de interrogantes) y ayudarnos a crecer los unos a los otros por medio del diálogo, incluso con lo que no es completamente compatible. Aunque apuesto a una reflexión individual, anhelo un espacio que sea construido y enriquecido en conjunto.
Explicado todo esto, ahora sí... ¡Comencemos!

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